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Así es la calidad del agua en España

La calidad del agua del grifo en España no es del todo mala. Sin embargo, en algunas ciudades existen aspectos mejorables: especialmente el sabor y el contenido en sales y dureza.

Esto ocurre frecuentemente en las ciudades costeras del Mediterráneo, y en algunas otras de interior como Albacete o los alrededores de Zaragoza, donde es frecuente encontrar aguas duras/muy duras. Para comprobar la situación del agua potable de tu ciudad, basta con echar un ojo al Informe sobre calidad de las aguas del Ministerio de Sanidad, donde podrás apreciar la enorme cantidad de ensayos y parámetros que se controlan, y dando además casi siempre resultados positivos. Es en aquellos otros casos donde no los da, donde te puedes plantear la posibilidad de disponer de sistemas de filtración/osmosis.

Además del informe anterior, también existe un interesante Informe de la OCU, donde se analiza las aguas de un total de 62 municipios, valorando además de parámetros normativos, otros más subjetivos, y finalmente realizan una tabla valorativa puntuando las aguas desde el valor de muy bueno al valor de muy malo.

 

¿DE DÓNDE VIENE EL AGUA QUE NOS LLEGA AL GRIFO?

Según datos de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento, el 67% del agua captada para abastecimientos en nuestro país corresponde a aguas superficiales, el 28% a aguas subterráneas y de manantiales y el 5% restante a aguas desaladas. Tal variedad hace imposible una estandarización del agua en España y son su origen y tratamiento posterior, los que le otorgan sus características sensoriales que se caracterizaran dependiendo de la concentración de sales y otros agentes que contenga.

Si la presencia de minerales, magnesio y carbonato cálcico, es alta, el agua se califica como dura (concentración de carbonato de calcio superior a los 100 miligramos por litro), mientras que si alberga poca cuantía se le conoce como blanda. El primer tipo de aguas son típicas de las regiones mediterráneas, ricas en suelos calcáreos. En la zona sur de la Península y Canarias los contenidos de cal son medios, mientras que en el centro-noroeste del país es donde se localizan las aguas más blandas e equilibradas, y como muestra de ello el caso de Madrid, la Comunidad en la que menos agua envasada se consume: 59 litros por habitante y año frente a los 148 de media nacional. En Baleares, por su parte, buena parte del agua proviene de plantas desalinizadoras de agua de mar.

Además de la dureza, la acidez del agua es otra de las variantes que caracteriza al agua y que marca diferencias. Este parámetro representa la suma de las variables que condicionan la caracterización del agua – agentes del terreno y agentes artificiales incorporados por el hombre – resultando el pH un elemento básico en la definición de los diferentes tipos de aguas. Este parámetro muestra la concentración de H+ e indica cómo de ácida es el agua que estamos analizando. La escala del pH va de 0 a 14 grados, considerándose un agua neutra aquella que presenta un pH7, mientras que un agua natural será aquella que ronda los 8,3. Para un café, el pH aconsejado se sitúa entre los 6,5-7,5 grados1.

 

TRATAMIENTOS DE POTABILITZACIÓN

El agua tal cual llega de fuentes exteriores o subterráneas necesita ser saneada para su consumo humano a través del grifo. Los tratamientos de potabilización son los procesos químico y/o físicos que se ocupan de ello. Los productos utilizados en estos tratamientos son muchos y variados, y van desde biocides, la mayoría derivados del cloro, a sales de aluminio o hierro, pasando por carbono activo para la adsorción de productos orgánicos, olores y sabores; correctores de pH; remineralizantes u ozono como desinfectante.

Dependiendo, pues, de las características del origen del agua, suelo por el que discurre – calcáreo o granítico – y los agentes utilizados en su tratamiento, se configuran las nuevas características sensoriales del agua, las cuales se modificaran ligeramente aún más durante su viaje a través de la red de distribución, desde la planta potabilizadora hasta llegar a nuestros hogares y negocios. Lejos de mantenerse estables, estas características variarán además, a lo largo de las estaciones, pues agentes con tanto peso en el sabor del agua como por ejemplo el cloro varían su presencia en cantidad según la época del año. Esto propicia que las características del agua del grifo no sean siempre las mismas, siendo por ello aconsejable, un control regular del agua para poder regular el filtro y minimizar los efectos de estos cambios.

 

DIFERENCIAS DE CALIDAD ENTRE MUNICIPIOS

Si bien, a nivel general, la distribución de tipologías de agua en España podríamos entenderla bajo los criterios de diferenciación entre aguas duras y aguas blandas, la realidad es que las divergencias entre territorios e incluso en el marco de cada uno de ellos, existen más allá de si se trata de un agua con mayor o menor contenido de minerales. Esto sucede porque en un municipio puede localizarse una o varias redes. Sin embargo, una red no puede superar el ámbito territorial de un municipio, lo que es así para facilitar la comprensión de la calidad del agua de consumo al ciudadano, explicando con ello, el hecho de que en ocasiones, a pesar de tratarse de poblaciones cercanas, la calidad del agua difiera en mayor o menor medida.

Además hay que tener en cuenta que el 64,4% de las redes tienen solo una procedencia del agua pero el 17,6% tienen dos, por lo que esto provoca nuevas diferencias entre las aguas de territorios limítrofes.

 

 

DÉFICIT DE INVERSIÓN Y ENVEJECIMIENTO DE LAS INFRAESTRUCTURAS

Según consta en el último informe de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento, la inversión prevista en 2020, tanto en los presupuestos generales como en los planes locales de inversión, continúan siendo insuficientes y las infraestructuras del agua en nuestro país están envejeciendo – 39% tienen más de 30 años -, lo que eventualmente podría traducirse en la pérdida de los niveles actuales de calidad de los servicios de abastecimiento y saneamiento.

Es así, que una de las demandas del sector es que los costes de los Servicios de agua incluya una tarifa de amortización y mejora de las infraestructuras, como es práctica en algunos países del norte de Europa, de modo que los cánones aplicados sean transparentes y finalistas, destinados a mejorar el servicio y asegurar una gestión sostenible a largo plazo.

 

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